miércoles, 15 de enero de 2014

Debemos ser muy cuidadosos en maltrato infantil.

Esta mañana se me presento el caso de un niño de año ocho meses que según historia de la madre una prima de ocho años le produjo herida de dedos de izquierda, según ella ellos estaba pelando por una naranja y ese fue la forma que la prima se salió con la suya, cuando la abordé y le pregunté que si ella vio que así sucedió me respondió que no que ella suponía que el hecho fue así, a amanera de reflexión le dije que el acto cometido por la prima era delincuencial y que si así era tenías que solicitar a la fiscalía un reconocimiento legal, y esta le solicitaría el reconocimiento forense, durante la charla la madre nos contó que el padre de la niña no tiene hijos varones y adora al sobrino por lo que había castigado a la niña quitándole la palabra.

En este caso los únicos en la escena eran los 2 menores el de año 8 mese no nos puede dar un relato  de lo ocurrido, debemos dar el beneficio de la duda y esperar que cuenta la niña de 8 años, de este caso se nos había informado el día anterior y se le pidió a la Lic. En T S que nos citara a la menor para hablar con ella. Debemos siempre darles a las personas el beneficio de la duda.

Mientras dialogaba con la madre la Lic. en T S y le pedía la versión, me fui a tomar un café a la Asociación Pediátrica  que queda en el mimo edificio de servicio de cirugía, cundo llega la T S corriendo para darme el informe, quien por cierto es un poco gordita y jadeando me dice lo ando buscando, me imagino que la pobrecita pensó este viejo a como habrá reaccionado con la familia.

Lo que sucedió en realidad fue lo siguiente después del pleito de la naranja la niña se puso a jugar con una bicicleta estacionaria improvisada elevando la llanta trasera,  el primito llego e introdujo sus deditos en la cadena y así fue como se hirió.

Como vemos la versión de la niña es lógica, coherente y sumamente factible por lo demás lógica, pero no se le había preguntado como ocurrió, por unos momentos les pido pónganse en los zapatos de la niña, que sintió ante el desprecio del padre por algo que realmente era un accidente, gracias a Dios la prudencia fue una buena guía y nos evitó muchos trámites engorrosos y mas días de hospitalización para el niño y librar a esta niña de la incomprensión de los adultos.

Hoy me doy cuenta que debo de continuar en mis labores hasta que encuentre otro que tenga la misma pasión que yo en estos temas, ya dejo en buenas manos otras de mis paciones que era la nutrición contamos con un nutriólogo que está haciendo una excelente labor, espero aparezca pronto uno que me sustituya en esta labores para irme en paz.


Santa Ana, 15 de enero de 2014

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